Hoy quiero compartir con ustedes una pequeña historia que cuenta sobre las hermosas florecillas que vienen de este difícil momento.
Vivo en el tercer piso de una casa de apartamentos para 6 personas. 5 personas, incluidas mis compañeros de cuarto y yo, somos estudiantes de doctorado o personas de unos 30 años con diferentes antecedentes culturales. Compartimos un Chat del vecindario para comunicarnos sobre cosas de la casa como el uso de la lavadora, etc. pero por lo demás no interactuamos mucho entre nosotros porque normalmente todos estamos ocupados y tenemos nuestra su propia vida. Ya saben cómo es eso. La única persona mayor que no usa medios digitales es una señora mayor en que vive en el segundo piso y que tiene su propia lavadora. Normalmente tampoco tenemos mucho contacto, a menos que salgamos al mismo tiempo y charlemos un minuto o dos sobre cosas generales. Sin embargo, esto ha cambiado ahora.
Como la anciana pertenece al grupo de riesgo, la llamé el día de nuestro "encierro" y le ofrecí mi ayuda. Me enteré por ella que también el vecino de mi piso ya le habia ofrecido su ayuda. Más tarde ese día me encontré con mi vecina del primer piso. Me preguntó si me gustaría construir un equipo de ayuda social con ella, especialmente para la anciana, pero también para otras personas vulnerables de la casa.
¡Todos tuvimos la misma idea!
Lo que pasó después es que la señora no digital pegò una carta en su puerta agradeciéndonos a todos por ofrecer nuestra ayuda, prometiendo que nos hará saber con una pequeña carta en su puerta en caso de que necesite algo. Hice una foto de la carta y la envié a nuestro chat del barrio. Todo el mundo estaba feliz de saber que la señora aceptó nuestra ayuda. Ayer noté otra carta en su puerta: "Estoy sana y bien, sólo el aire seco en el apartamento me hace atragantarme y estornudar, pero no se preocupen, no es corona:). Ayer puse mi coche fuera. Si alguien lo necesita para un tour de compras más grande, hágamelo saber". Ofrecimos nuestra ayuda y ella ofreció su ayuda! Hice una foto y la envié al chat del barrio. Todo el mundo se conmovió con el mensaje de la señora.
Esta situación de "encierro" ha convertido nuestra casa de apartamentos, donde cada quien solían ir por separado y apenas se sabìan los nombres de los demás, en una comunidad que cuida de sus miembros. Nos comunicamos entre nosotros y superamos los obstáculos técnicos para hacerlo. Cada vez que bajo las escaleras para vaciar el buzón o para lavar algo, es una alegría descubrir si nuestra señora mayor nos ha pegado otra carta en su puerta.
Corona nos se separa de alguna manera. Pero al mismo tiempo nos da la posibilidad de crecer juntos. Todo comienza con una semilla que todos llevamos dentro de nosotros mismos, creo yo. ¿Saben a cuál me refiero?
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